Según la Real
Academia Española meditar es aplicar con profunda atención el pensamiento a la
consideración de una cosa. Por lo que es más que es simple pensar, meditar es
reflexionar, aplicado a nuestra capacidad discursiva, al análisis, buscando el
significado verdadero, para poder emitir un juicio.
Todos los seres humanos
pensamos pero la meditación es una forma particular del uso de la razón. La
meditación debe servirnos para ejercitarnos en el discernimiento de nuestro
tiempo y de lo que sus saberes representan para nosotros como contemporáneos de
ese tiempo. Buscando profundizar más sobre el objeto de estudio que sobre la
cosa que yo pienso.
- Meditamos sobre nuestro tiempo, buscando con ello calar en el verdadero sentido de nuestra época. Buscando la actitud filosófica y/o la espiritualidad que alimenta nuestro discernimiento y nuestro posicionamiento en el mundo. La clave no es saber en qué meditas sino el porqué y el para qué se medita.
- Necesitamos meditar sobre nuestro tiempo, no para hacer un balance de la época sino porque es necesaria para situarnos y actuar en sus contextos con discernimiento. Si la tradición y los valores están en crisis tenemos que meditar para encontrar nuestro lugar en el mundo en el que vivimos y convertirlo en NUESTRO mundo. Tenemos que tener claro dónde estamos para poder construir donde queremos ir.
- Es necesario meditar porque de su aclaración depende incluso la condición de la posibilidad para referirnos al tiempo en que vivimos como a un tiempo que es nuestro o no, como a un tiempo al que pertenecemos con pleno derecho o como a un tiempo cuyo curso central y carácter nos margina.
Fuente: Raúl
Fornet Betancourt